El término phishing, en informática, denota un uso de la ingeniería social para intentar adquirir información confidencial, por ejemplo, contraseñas, cuentas bancarias, datos de tarjetas, etcétera, de manera fraudulenta. El accionar del phisher (los estafadores que utilizan esta técnica ) es simple, ya que se hace pasar por una persona o entidad de confianza (por correo electrónico, SMS, mensajería instantánea o páginas web) imitando el formato, el lenguaje y la imagen de entidades bancarias o también corporaciones financieras.
En todos los casos, la comunicación simula ser oficial y suele pedir algún tipo de dato de acceso o información relevante alegando motivos diversos, como verificación de movimientos, cambio de políticas y posible fraude, entre otras acciones.
En un lenguaje más coloquial, el término deriva de la palabra inglesa fishing (pesca), haciendo referencia en este caso al hecho de pescar contraseñas e información de usuarios. La primera mención del término data de enero de 1996 en un grupo de noticias de hackers, aunque apareció tempranamente en la edición impresa del boletín de noticias 2600 Magazine y, luego, fue adoptado por crackers que intentaban obtener cuentas de miembros de grandes proveedores de Internet.
El phisher envía mensajes que suelen contener un link a páginas web aparentemente reales de las entidades citadas, pero que, en realidad, conduce a sitios falsos que emulan la página original con el objetivo de pescar los datos ingresados por los usuarios.
Dado que los clientes pueden ver la página y tienen confianza en la entidad, ingresan sus datos con normalidad.
A partir de ese momento, el phisher dispone de información confidencial con la que puede realizar compras por Internet utilizando las tarjetas de crédito, efectuar transferencias bancarias no autorizadas, retirar dinero en efectivo de cajeros automáticos, etcétera.