El protocolo DHCP permite que a los equipos de la red se les asigne una dirección IP automáticamente sólo cuando la necesiten. DHCP apareció en la década de los noventa con el objetivo de mejorar el protocolo BOOTP que se utilizaba en máquinas Unix para asignar direcciones a ciertos dispositivos que trabajaban en pequeñas redes locales.
Dicho de esta forma, puede resultar un poco complejo describir cuál es la función del protocolo DHCP. Cualquier ordenador que esté conectado a Internet necesita una dirección IP que lo distinga del resto. Por lo tanto, deberá existir algún mecanismo que organice las direcciones y ponga de acuerdo a todo el mundo para que no exista ninguna dirección duplicada. Para ordenar este caos en Internet con cientos de millones de equipos conectados, existe una autoridad central que se encarga de asignar conjuntos de direcciones a organismos y empresas que son las que organizan su conjunto de direcciones. A este grupo pertenecen las empresas proveedoras de acceso a Internet, que son las que asignan las direcciones a sus clientes. Para simplificar esta asignación, las empresas utilizan el protocolo DHCP, de forma que los usuarios finales obtienen una dirección de forma automática sin necesidad de realizar ninguna configuración en sus equipos. Por lo tanto, DHCP simplifica el trabajo de asignación de direcciones a los clientes que acceden a Internet.
DHCP puede utilizarse también dentro del ámbito de una red local y, en este caso, los ordenadores deben solicitar una dirección a una estación especial que funcione como servidor DHCP. Esta estación mantiene una tabla de direcciones asignadas y libres para esa red. La ventaja de este método consiste en que las estaciones solamente tienen asignadas IPs cuando realmente se conectan y hacen uso de la red y permanecen libres mientras no se necesitan, lo que ahorra direcciones que pueden asignarse a otras estaciones. Además, se reducen las tareas de los administradores de la red cuando hay que cambiar de lugar estaciones, ya que no tienen que volver a configurarlas.
El protocolo DHCP es abierto (no depende del sistema operativo utilizado), lo que significa que se puede utilizar sobre una red heterogénea. Así, un servidor DHCP Windows, Mac OS X, GNU/Linux, Novell, etc., puede asignar direcciones sin ningún problema a estaciones Windows, Mac OS X, GNU/Linux, etc.
especifica la dirección IP del servidor DHCP. El protocolo establece que las estaciones, puesto que no tienen IP asignada y no conocen direcciones de servidores ni máscaras de red, deben lanzar una petición usando el protocolo UDP (véase el capítulo 6) a la dirección de difusión (la dirección de difusión IPv4 es 255.255.255.255). Todos los servidores DHCP contestan con una dirección IP, también por un mensaje UDP de difusión. El cliente tomará una de esas direcciones y enviará otro mensaje de difusión anunciando a todos los servidores DHCP cuál es la IP tomada. Finalmente, el servidor que ha ofrecido la dirección asignada envía al cliente la confirmación de la operación y actualiza sus tablas con las direcciones asignadas y libres.
Hay que recalcar que en la configuración de un equipo cliente no se especifica la dirección IP del servidor DHCP. El protocolo establece que las estaciones, puesto que no tienen IP asignada y no conocen direcciones de servidores ni máscaras de red, deben lanzar una petición usando el protocolo UDP a la dirección de difusión (la dirección de difusión IPv4 es 255.255.255.255). Todos los servidores DHCP contestan con una dirección IP, también por un mensaje UDP de difusión. El cliente tomará una de esas direcciones y enviará otro mensaje de difusión anunciando a todos los servidores DHCP cuál es la IP tomada. Finalmente, el servidor que ha ofrecido la dirección asignada envía al cliente la confirmación de la operación y actualiza sus tablas con las direcciones asignadas y libres.
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